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- Creators: Arizona State University
- Creators: Arizona State University. Urban Climate Research Center
Using three episodes looking at sanitation and public health, open space preservation, and urban transportation, I argue three factors played a critical role in determining the extent to which environmental values were incorporated into Phoenix's urban growth policy. First, the degree to which environmental values influenced urban policy depends on the degree to which they fit into the Southwestern suburban lifestyle. A desire for low-density development and quality of life amenities like outdoor recreation resulted in decisions to extend municipal sewers further into the desert, the creation of a mountain preserve system, and freeways as the primary mode of travel in the city. Second, federal policy and the availability of funds guided policies pursued by Phoenix officials to deal with the unintended environmental impacts of growth. For example, federal dollars provided one-third of the funds for the construction of a centralized sewage treatment plant, half the funds to save Camelback Mountain and ninety percent of the construction costs for the West Papago-Inner Loop. Lastly, policy alternatives needed broad and diverse public support, as the public played a critical role, through bond approvals and votes, as well as grassroots campaigning, in integrating environmental values into urban growth policy. Public advocacy campaigns played an important role in setting the policy agenda and framing the policy issues that shaped policy alternatives and the public's receptivity to those choices.
Urban policy decisions are part of a dynamic and ongoing process, where previous decisions result in new challenges that provide an opportunity for debate, and the incorporation of new social values into the decision-making process. While twenty-first century challenges require responses that reflect contemporary macroeconomic factors and social values, the postwar period demonstrates the need for inclusive, collaborative, and anticipatory decision-making.
Better methods are necessary to fully account for anthropogenic impacts on ecosystems and the essential services provided by ecosystems that sustain human life. Current methods for assessing sustainability, such as life cycle assessment (LCA), typically focus on easily quantifiable indicators such as air emissions with no accounting for the essential ecosystem benefits that support human or industrial processes. For this reason, more comprehensive, transparent, and robust methods are necessary for holistic understanding of urban technosphere and ecosphere systems, including their interfaces. Incorporating ecosystem service indicators into LCA is an important step in spanning this knowledge gap.
For urban systems, many built environment processes have been investigated but need to be expanded with life cycle assessment for understanding ecosphere impacts. To pilot these new methods, a material inventory of the building infrastructure of Phoenix, Arizona can be coupled with LCA to gain perspective on the impacts assessment for built structures in Phoenix. This inventory will identify the origins of materials stocks, and the solid and air emissions waste associated with their raw material extraction, processing, and construction and identify key areas of future research necessary to fully account for ecosystem services in urban sustainability assessments. Based on this preliminary study, the ecosystem service impacts of metropolitan Phoenix stretch far beyond the county boundaries. A life cycle accounting of the Phoenix’s embedded building materials will inform policy and decision makers, assist with community education, and inform the urban sustainability community of consequences.
En la zona metropolitana de Phoenix, el calor urbano está afectando la salud, la seguridad y la economía y se espera que estos impactos empeoren con el tiempo. Se prevé que el número de días por encima de 110˚F aumentará más del doble para el 2060. En mayo de 2017, The Nature Conservancy, el Departamento de Salud Pública del condado de Maricopa, Central Arizona Conservation Alliance, la Red de Investigación en Sostenibilidad sobre la Resiliencia Urbana a Eventos Extremos, el Centro de Investigación del Clima Urbano de Arizona State University y el Center for Whole Communities lanzaron un proceso participativo de planificación de acciones contra el calor para identificar tanto estrategias de mitigación como de adaptación a fin de reducir directamente el calor y mejorar la capacidad de los residentes para lidiar con el calor. Las organizaciones comunitarias con relaciones existentes en tres vecindarios seleccionados para la planificación de acciones contra el calor se unieron más tarde al equipo del proyecto: Phoenix Revitalization Corporation, RAILMesa y Puente Movement. Más allá de construir un plan de acción comunitario contra el calor y completar proyectos de demostración, este proceso participativo fue diseñado para desarrollar conciencia, iniciativa y cohesión social en las comunidades subrepresentadas. Asimismo el proceso de planificación de acciones contra el calor fue diseñado para servir como modelo para esfuerzos futuros de resiliencia al calor y crear una visión local, contextual y culturalmente apropiada de un futuro más seguro y saludable. El método iterativo de planificación y participación utilizado por el equipo del proyecto fortaleció las relaciones dentro y entre los vecindarios, las organizaciones comunitarias, los responsables de la toma de decisiones y el equipo núcleo, y combinó la sabiduría de la narración de historias y la evidencia científica para comprender mejor los desafíos actuales y futuros que enfrentan los residentes durante eventos de calor extremo. Como resultado de tres talleres en cada comunidad, los residentes presentaron ideas que quieren ver implementadas para aumentar su comodidad y seguridad térmica durante los días de calor extremo.
Como se muestra a continuación, las ideas de los residentes se interceptaron en torno a conceptos similares, pero las soluciones específicas variaron entre los vecindarios. Por ejemplo, a todos los vecindarios les gustaría agregar sombra a sus corredores peatonales, pero variaron las preferencias para la ubicación de las mejoras para dar sombra. Algunos vecindarios priorizaron las rutas de transporte público, otros priorizaron las rutas utilizadas por los niños en su camino a la escuela y otros quieren paradas de descanso con sombra en lugares clave. Surgieron cuatro temas estratégicos generales en los tres vecindarios: promover y educar; mejorar la comodidad/capacidad de afrontamiento; mejorar la seguridad; fortalecer la capacidad. Estos temas señalan que existen serios desafíos de seguridad contra el calor en la vida diaria de los residentes y que la comunidad, los negocios y los sectores responsables de la toma de decisión deben abordar esos desafíos.
Los elementos del plan de acción contra el calor están diseñados para incorporarse a otros esfuerzos para aliviar el calor, crear ciudades resilientes al clima y brindar salud y seguridad pública. Los socios de implementación del plan de acción contra el calor provienen de la región de la zona metropolitana de Phoenix, y se brindan recomendaciones para apoyar la transformación a una ciudad más fresca.
Para ampliar la escala de este enfoque, los miembros del equipo del proyecto recomiendan a) compromiso continuo e inversiones en estos vecindarios para implementar el cambio señalado como vital por los residentes, b) repetir el proceso de planificación de acción contra el calor con líderes comunitarios en otros vecindarios, y c) trabajar con las ciudades, los planificadores urbanos y otras partes interesadas para institucionalizar este proceso, apoyando las políticas y el uso de las métricas propuestas para crear comunidades más frescas.