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La frontera entre México y Estados Unidos es un territorio que se ha conceptualizado y construido por el centralismo mexicano y por el discurso chicano dominante: el de Borderlands. Estos dos focos equidistantes establecen sus perspectivas a partir del contacto que la región fronteriza tiene con los Estados Unidos

La frontera entre México y Estados Unidos es un territorio que se ha conceptualizado y construido por el centralismo mexicano y por el discurso chicano dominante: el de Borderlands. Estos dos focos equidistantes establecen sus perspectivas a partir del contacto que la región fronteriza tiene con los Estados Unidos en términos de intercambios económicos y culturales. La tradición de definir la zona fronteriza se inicia a partir de 1848 con el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Más tarde, dicha región estaría en indiferencia por su distancia geográfica con el centro mexicano, excepto durante la Revolución mexicana. Sin embargo, la región fronteriza empieza a recibir gran atención hacia finales del Siglo XX, cuando nuevas formas de intercambio económico entre México y Estados Unidos se empiezan a desarrollar. La frontera, entonces experimenta un crecimiento económico que se refleja, a su vez, en el resurgimiento y crecimiento de la cultura fronteriza. El antropólogo cultural, Nestor García Canclini intentó definir la cultura fronteriza al analizar el uso del idioma inglés en Tijuana. En sus estudios, tanto Tijuana: la casa de toda la gente (1989) como Culturas híbridas: Cómo entrar y salir de la modernidad (1992), García Canclini sostiene que la frontera es un espacio de hibridación cultural. Por otro lado, las teorías dominantes dentro del campo chicano definen la frontera en términos metafísicos. Para Gloria Anzaldúa, el espacio fronterizo es el Borderlands: un área geográfica en donde los paradigmas de la psicología del individuo están en constante conflicto. Considerando estos antecedentes como punto de partida, esta investigación se enfoca en el estudio de la cultura fronteriza como múltiples universos de signos que entran en contacto unos con otros. Tal como lo establece Iury Lotman en su estudio teórico La semiosfera (1996), una semiosfera es un espacio delimitado por una frontera que, a su vez, tiene la función de traducir información de otras semiosferas. De manera que dicho concepto se muestra adecuado para analizar El gran preténder (1992) de Luis Humberto Crosthwaite y Berlín 77 (y otros relatos) (2003) de Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal. En última instancia, al establecer los espacios fronterizos como universos culturales (semiosferas) se devela el nivel de contacto entre éstas, especialmente entre las semiosferas mexicana/americana y la fronteriza.
ContributorsEncinas, Diana (Author) / Volek, Emil (Committee member) / Hernández-G., Manuel De Jesús (Committee member) / Acereda, Alberto (Committee member) / Arizona State University (Publisher)
Created2011